RECORDANDO A TITI
Hace un tiempo que no estas en Pirovano, te llevaste un pedacito de historia, o la dejaste?..Recordando me doy cuenta que viniste a enseñarnos algunas cosas.
Casi todos te conocimos en el Restauran/heladería de tus viejos. A propósito, se han puesto a pensar que no debe existir nadie en Pirovano que no opine que los helados de Bianchini eran ricos e irrepetibles? , una vez más el mito supera a la realidad, la verdad que ni nos acordamos como eran, quizá aquellos tiempos tenían algún sabor único. Como sea, al fin logramos una opinión unàmine en el pueblo.
Cuando Enrique llegaba a los 90 años, le pregunté cual era el secreto de sus helados, ni por asomo se jacto de su habilidad, dijo “ Si la maquina es buena, los ingredientes son de buena calidad y las proporciones son adecuadas, el resultado es un buen helado”, con la misma simpleza y firmeza lo educaron al Titi (alguien sabía su verdadero nombre?).
Con sus camisas bien planchadas, generalmente celestes y una corbata fina y azul, salía todos los días, siempre en los mismos horarios y avisando en su casa adonde iría, por ejemplo al taller del “toti “ Daneri, casi cumplía horario y volvía a su casa un ratito antes del almuerzo o cena, quizás nos enseñaba puntualidad.
Siempre lo admitían en los lugares donde se le antojaba concurrir, y donde a veces permanecía varias horas, se sabía que jamás se le ocurriría tomar algo que no fuera de èl, posiblemente nos estaba demostrando que importante es la honradez.
Donde estuviera no interfería con la tarea que se desarrollara en el lugar, se colocaba a un costado, miraba y esperaba si le encargaban algún mandado, poseía el Dòn de la ubicación, no fácil de conseguir.
En algún momento lo encontraron llorando en el Hogar, le preguntaron que sucedía y respondió “ lo extraño a Don Carlos” (Michel), este había muerto un par de meses antes, ello habla de un ser con sensibilidad.
Bastaba que se enterara de cualquier noticia, privilegio que obtenía por ser vecino de la Comisaría, para que saliera a difundirla rápidamente (podría ser culpable de que en Pirovano no existan emisoras de FM), pero comentaba lo que le habían dicho, o sea lo que para el era la verdad, o sea no acostumbraba a mentir.
Concurría a cada velorio, sin molestar, acompañando a su manera a los deudos, nos estaba enseñando Solidaridad.
Por esto sorprendió la escasa concurrencia a su propio funeral, quizá no entendimos los valores que representaba, creo que hubiera merecido otra despedida. Sin preguntarle, alguien dijo en aquel momento “ pensé en ir, pero como era el Titi……….”