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Presentamos un artículo público que es para que tengamos en cuenta todos los Pirovanenses y llamémoslo como mejor nos guste, pero no dejemos de pensar, de crear ideas para responder a tanto abuso. ¿Puede pasar algo así? Si, no está pasando y debemos actuar con todas las herramientas que tengamos a mano.
En la gran mayoría de los pueblos del interior existieron las llamadas “casas de negocio”, un compendio de almacén, bazar, tienda, barraca, banco y hasta boliche de copas en algunos casos. Casas que crecieron a la par de los productores y vecinos de los pueblos en que estaban y fueron partícipes directos del desarrollo del interior del país.
Quienes habitamos estas pampas desde hace muchas décadas llegamos a conocerlas, así pudimos conocer a la casa Ginestet, Goas en Daireaux, las casas Vivanco y Sánchez y Bedatou en Bolívar y la casa Roteta y Tamborenea en Pirovano.
El paso del tiempo, las nuevas maneras de comercializar, la aparición del movimiento cooperativo y posiblemente el desinterés por ese comercio de los herederos de los fundadores dedicados estos a otras actividades, llevó a que estos comercios se fueran transformando poco a poco hasta su desaparición y reemplazo por otro tipo de negocios.
En nuestro pueblo de Pirovano quedó en pie una esquina casi emblemática, donde funcionó por muchos años la casa Roteta y Tamborenea, dicho predio fue cedido a la Municipalidad y en un determinado momento algunos ilusos pensamos en instalar allí un museo con la base de ese viejo edificio y parte del mobiliario allí existente.
Junto a un par de técnicos municipales inspeccionamos el lugar y se constató que había que hacer una reparación importante en el techo y allí se enfrió el proyecto, aunque quedó latente en nuestros pensamientos.
Hace pocos días vino un camión de la Municipalidad de Bolívar con orden expresa de llevarse lo que quedaba del mobiliario de este desaparecido negocio, cosa que hicieron, dejando al edifico antes abandonado, desolado.
Con mucho dolor y bronca recibimos la información que nos indica que los objetos trasladados son para vestir una pulpería que se construirá en la ciudad de Bolívar, perpetrándose a nuestra manera de ver, un verdadero saqueo cultural.
Las preguntas obligadas son: ¿si se tiene el dinero para construir un café literario, una falsa pulpería y un inmenso balneario, entre otras cosas, no se podía destinar un poco a nuestro proyecto? ¿hasta cuándo deberemos soportar las decisiones unilaterales y cuasi autoritarias de quienes gobiernan desde la ciudad cabecera?
¿seremos tenidos en cuenta alguna vez fuera de épocas electorales?
Antes del 28 de Junio le pedimos casi a coro un cambio de actitud para con nuestro pueblo a los candidatos políticos que nos visitaron. Para esto último no necesitamos respuesta, los hechos hablan por sí mismos.
Alguna vez leí un cuento donde un viejo cacique indio de América del norte, en la época del descubrimiento del uranio decía: -primero hombre blanco venir, matar y llevar nuestros búfalos, más tarde venir y tomar nuestras praderas, solo dejar las piedras; ahora también llevar las piedras . . .
Presentamos un artículo público que es para que tengamos en cuenta todos los Pirovanenses y llamémoslo como mejor nos guste, pero no dejemos de pensar, de crear ideas para responder a tanto abuso. ¿Puede pasar algo así? Si, no está pasando y debemos actuar con todas las herramientas que tengamos a mano.
En la gran mayoría de los pueblos del interior existieron las llamadas “casas de negocio”, un compendio de almacén, bazar, tienda, barraca, banco y hasta boliche de copas en algunos casos. Casas que crecieron a la par de los productores y vecinos de los pueblos en que estaban y fueron partícipes directos del desarrollo del interior del país.
Quienes habitamos estas pampas desde hace muchas décadas llegamos a conocerlas, así pudimos conocer a la casa Ginestet, Goas en Daireaux, las casas Vivanco y Sánchez y Bedatou en Bolívar y la casa Roteta y Tamborenea en Pirovano.
El paso del tiempo, las nuevas maneras de comercializar, la aparición del movimiento cooperativo y posiblemente el desinterés por ese comercio de los herederos de los fundadores dedicados estos a otras actividades, llevó a que estos comercios se fueran transformando poco a poco hasta su desaparición y reemplazo por otro tipo de negocios.
En nuestro pueblo de Pirovano quedó en pie una esquina casi emblemática, donde funcionó por muchos años la casa Roteta y Tamborenea, dicho predio fue cedido a la Municipalidad y en un determinado momento algunos ilusos pensamos en instalar allí un museo con la base de ese viejo edificio y parte del mobiliario allí existente.
Junto a un par de técnicos municipales inspeccionamos el lugar y se constató que había que hacer una reparación importante en el techo y allí se enfrió el proyecto, aunque quedó latente en nuestros pensamientos.
Hace pocos días vino un camión de la Municipalidad de Bolívar con orden expresa de llevarse lo que quedaba del mobiliario de este desaparecido negocio, cosa que hicieron, dejando al edifico antes abandonado, desolado.
Con mucho dolor y bronca recibimos la información que nos indica que los objetos trasladados son para vestir una pulpería que se construirá en la ciudad de Bolívar, perpetrándose a nuestra manera de ver, un verdadero saqueo cultural.
Las preguntas obligadas son: ¿si se tiene el dinero para construir un café literario, una falsa pulpería y un inmenso balneario, entre otras cosas, no se podía destinar un poco a nuestro proyecto? ¿hasta cuándo deberemos soportar las decisiones unilaterales y cuasi autoritarias de quienes gobiernan desde la ciudad cabecera?
¿seremos tenidos en cuenta alguna vez fuera de épocas electorales?
Antes del 28 de Junio le pedimos casi a coro un cambio de actitud para con nuestro pueblo a los candidatos políticos que nos visitaron. Para esto último no necesitamos respuesta, los hechos hablan por sí mismos.
Alguna vez leí un cuento donde un viejo cacique indio de América del norte, en la época del descubrimiento del uranio decía: -primero hombre blanco venir, matar y llevar nuestros búfalos, más tarde venir y tomar nuestras praderas, solo dejar las piedras; ahora también llevar las piedras . . .
Diego R. Caron
L.E. 5248994
PIROVANO
L.E. 5248994
PIROVANO