La noche del sábado 17 de Octubre, fue inolvidable, sin dudas quedará por siempre en el recuerdo de los que tuvieron la dicha de poder estar presentes.
El salón bellamente decorado, la muy buena comida, el excelente servicio, la música, la tradicional torta, el brindis, la emoción repetida en cada abrazo, en cada reencuentro, las anécdotas, los recuerdos, el saludo de los que estando lejos quisieron decir presente y unirse al festejo, hicieron de ésta ,una noche inolvidable.
Las instalaciones del Gimnasio Municipal se prepararon para recibir gran cantidad de personas que viajaron de distintos puntos del país para participar del centésimo cumpleaños de la querida escuela 13, que a todos nos cobijo en algún momentos de nuestras vidas.
Las mesas con manteles blancos y centros con flores naturales, los amplios cortinados que cubrían las enormes paredes y luces difusas, hacían del salón un lugar muy cálido y atractivo. A las 22 hs, comenzó la cena, con una exquisita entrada, seguida de pollo y carne asada, acompañada de variadas ensaladas, buen vino y gaseosas.
Merece un especial elogio el servicio de la ciudad de Bolívar que tuvo a cargo la preparación y atención durante la cena. Un importante número de mozos coordinados por dos personas hicieron posible que todos comieran muy bien y nada faltara en las mesas.
Luego llegó el momento del brindis, con una exquisita torta, champaña y sidra. Se leyeron los saludos recibidos de ex alumnos, y ex docentes y Carlitos Capovila se unió a la celebración leyendo del libro Crónicas de Pirovano de su tío Luís Catuogno, un escrito que evoca la fundación de la escuela.
Hubo un tiempo también para el baile, amenizado por un grupo de la ciudad de 25 de mayo y un disk-jockey de la ciudad de Bolívar y para las fotos, como hace años, con los compañeros, con la maestra. El inicio de un nuevo día encontró a muchos, intercambiando direcciones, prometiéndose llamadas, organizando futuros encuentros y en todos los rostros la sonrisa que pintó la emotiva y esperada fiesta.
El salón bellamente decorado, la muy buena comida, el excelente servicio, la música, la tradicional torta, el brindis, la emoción repetida en cada abrazo, en cada reencuentro, las anécdotas, los recuerdos, el saludo de los que estando lejos quisieron decir presente y unirse al festejo, hicieron de ésta ,una noche inolvidable.
Las instalaciones del Gimnasio Municipal se prepararon para recibir gran cantidad de personas que viajaron de distintos puntos del país para participar del centésimo cumpleaños de la querida escuela 13, que a todos nos cobijo en algún momentos de nuestras vidas.
Las mesas con manteles blancos y centros con flores naturales, los amplios cortinados que cubrían las enormes paredes y luces difusas, hacían del salón un lugar muy cálido y atractivo. A las 22 hs, comenzó la cena, con una exquisita entrada, seguida de pollo y carne asada, acompañada de variadas ensaladas, buen vino y gaseosas.
Merece un especial elogio el servicio de la ciudad de Bolívar que tuvo a cargo la preparación y atención durante la cena. Un importante número de mozos coordinados por dos personas hicieron posible que todos comieran muy bien y nada faltara en las mesas.
Luego llegó el momento del brindis, con una exquisita torta, champaña y sidra. Se leyeron los saludos recibidos de ex alumnos, y ex docentes y Carlitos Capovila se unió a la celebración leyendo del libro Crónicas de Pirovano de su tío Luís Catuogno, un escrito que evoca la fundación de la escuela.
Hubo un tiempo también para el baile, amenizado por un grupo de la ciudad de 25 de mayo y un disk-jockey de la ciudad de Bolívar y para las fotos, como hace años, con los compañeros, con la maestra. El inicio de un nuevo día encontró a muchos, intercambiando direcciones, prometiéndose llamadas, organizando futuros encuentros y en todos los rostros la sonrisa que pintó la emotiva y esperada fiesta.